Por: Carlos Munaris.
Pasear por la Alameda Chabuca Granda, en el Centro Histórico de Lima, es más divertido de lo que parece, pero si se hace un recorrido nocturno por la zona se garantiza una doble satisfacción. Y es que el clima y el escenario se confabulan para sugerirnos permanecer allí por más tiempo de lo previsto degustando de uno o que otro bocadillo típico de esa Lima colonial o apreciando el despliegue de los artistas que allí se dan cita cada noche.
Este recinto forma parte de la gran remodelación que hizo el fallecido alcalde de Lima, Alberto Andrade Carmona, cuando en el año 1996 decide reubicar a los comerciantes de Polvos Azules, para finalmente inaugurar en 1999 este espacio arquitectónico destinado al turismo y que homenajeaba los 16 años de partida de la célebre cantautora Chabuca Granda.
Los anfiteatros y rotondas sirven de escenario para que artistas locales entretengan a los asistentes.
Las bancas y pérgolas son las más solicitadas cuando se trata de degustar un típico dulce limeño o ese piqueillo colonial que calentará el cuerpo.
Disfrutar de las habilidades de los nuevos artistas es otra opción. Las estatuas vivientes cobrarán vida si depositas unas cuantas monedas en sus cajuelas y harán gala de una performance acompañada de música y singulares movimientos. Actividad moderna que se contrapone a sus orígenes, en la Grecia Clásica, en donde los artistas simulaban ser esculturas y permanecían por largos periodos de tiempo con tan solo cambiar una o dos posiciones como máximo.
Y si de inmortalizar la visita se quiere, hay una forma peculiar de hacerlo: un dibujo a carboncillo. En unos cuantos minutos, estos artistas inmortalizarán tu imagen hasta convertirla en una verdadera obra de arte.
Pero también encontrará a aquellos otros artistas que haciendo gala de una vista impresionante y una precisión envidiable, grabarán en un grano de arroz el nombre del ser amado o de la pareja que se prodiga amor o del mejor amigo que en las buenas y en las malas nos hace sentir acompañados aunque hayan kilómetros de distancia física.
En la complicidad de la noche también resalta ese pequeño juego de aguas que hay en una pileta cercana a la Alameda, allí donde todos quieren inmortalizar su paseo tomándose fotos por doquier.
Jiron Santa, Lima 15001, Perú – Pileta.
Y si de escenarios ideales para una fotografía del recuerdo está buscando, le presentamos al recientemente inaugurado sistema de iluminación del puente Rayito de Sol que durante la noche irradia luces multicolores gracias a los 7 mil pequeños focos tipo led que posee. Los 300 metros de longitud que tiene esta estructura metálica están decorados con iluminaria arquitectónica.
Puente Rayito de Sol
P.D. Si se cansó del recorrido, le recomiendo tome un suspiro.